Este viernes, en horas de la mañana, se realizó el acto oficial organizado por la Municipalidad de Lobería para conmemorar el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, que se celebra en nuestro país cada 12 de octubre.
El acto estuvo encabezado por la Intendenta Argüello, asistieron miembros de su equipo de Gobierno, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante José Pifano, Concejales, Consejeros Escolares, distintos establecimientos educativos con sus abanderados y vecinos.
Las palabras alusivas a la fecha estuvieron a cargo de Juan Pablo Cappelli, del Frente Para la Victoria, alumnos y docentes de la escuela Nº 3 confeccionaron la bandera de los pueblos originarios, denominada wiphala, que fue izada junto a la bandera argentina en Plaza Mitre. También fue parte del acto la Escuela de Estética nº 1, con el armado una instalación temática referente a la fecha.
El Concejal Cappeli expresó:
“Agradezco a la organización del acto que me haya invitado a compartir unas palabras, tarea un poco compleja para esta fecha que ha tenido grandes y recientes cambios, y que puede abarcarse desde una infinidad de maneras diferentes.
Yo elegí algunos conceptos que van a ir repitiéndose y estos son: “El otro”, la “colonización”, la “identidad” y el valor de los “nombres o de la palabra”.
Desde 1840 y a pedido de España esta fecha es recordada oficialmente en toda Latinoamérica, llamada originalmente el “día de la raza”, o del “descubrimiento de América” su nombre aún persiste en numerosos países, aun cuando hablar de razas es discriminatorio, ofensivo y peligroso si se aplica a las personas, aun cuando hablar de “descubrimiento” es utilizar el lenguaje del colonizador.
De ahí la importancia de ese decreto del 2010, por el que esta fecha se denomina “día del respeto a la diversidad cultural” y nos invita a pensar en otros términos.
Pero cómo hacerlo después de décadas o siglos de un pensamiento colonizado? Cómo hacerlo si parte de nuestra historia se construye desde la persecución y la matanza de lo diferente, de “lo otro”, desde los 65 millones de personas asesinadas en el proceso de colonización, o el genocidio que significó la conquista del desierto (raro desierto verde y poblado este de la pampa, pensemos en la importancia de las palabras, de los nombres), hasta los 30 mil desaparecidos en manos de lo que un periodista aún vigente llamó “militares civilizadores”, ese concepto de la “civilización y la barbarie” del peligro de lo diferente, se repite a lo largo de la historia y toma hoy otros sujetos como los civilizados, y otros nuevos que no serán ya “los negros esclavos” o “los indios” o “los subversivos” pero que siempre serán los débiles a los que se sigue señalando y estigmatizando como los bárbaros.
Y llama la atención también como actualmente, algunos argentinos culturalmente formados por una mezcla de costumbres criollas, españolas, italianas o francesas vean como un peligro a un hermano de un país vecino, a un habitante de nuestra patria grande.
No es casual que estas tierras hayan sido llamadas desierto cuando estaban pobladas por otras valiosas culturas, o que ese llamado “proceso de reorganización nacional” llame subversión-apátrida a quienes pensaban diferente. Eso de quitar al indio de la categoría humana, de invisibilizar, de no considerarlo parte de la nación, es la puerta que se le abre a través de lenguaje a la violencia, al exterminio.
Y discúlpenme si utilizo una frase militante pero lo hago desde un pensamiento más filosófico que político, pasar de esos conceptos a que nuestra más alta autoridad nos afirme que la “patria es el otro” dándole entidad pero además incluyéndolo en la patria, ese es un cambio sustancial pero es a la vez un desafío enorme para la conformación cultural futura.
El desafío más grande es cambiar los pre-conceptos arraigados, por eso veo con mucha alegría como formadores, maestros y directivos de todos los niveles van modificando la forma de pensar este día, estudiando, aprendiendo y valorizando las culturas originales, sus creencias, su organización sus valores para con la tierra, o con las personas. Culturas aún vigentes que siguen reclamando de manera legítima por territorio, por respeto y reconocimiento de lengua de su forma de organización.
La escuela Nº3 aquí presente, guardianes de un bastón de los pueblos originarios entregado en una ceremonia realizada aquí en esta plaza hace ya algunos años, vienen trabajando este temática, y estoy seguro de que ellos están formando formadores, que podrán explicarle a las generaciones que vienen que no hablamos de lo “normal” o lo “diferente” si no de la diversidad, que no hablamos de la tolerancia sino del respeto, y que a ese miedo que da lo extraño, ese miedo a perder nuestra identidad si nos acercamos a otras costumbre, conviene anteponerle la certeza de que cuando no solo respetamos sino que aprendemos de la diversidad, de las demás culturas estaremos enriqueciéndonos como individuos y como sociedad”.