Independiente de Lobería se consagró esta tarde campeón en cuarta división de la Liga Necochea de Fútbol. El Rojo se impuso 3 a 0 sobre Estación Quequén y dio la vuelta en el estadio Carlos Cuomo. Un merecido título para los dirigidos por “Pichuqui” Velázquez, que desataron los festejos en nuestra ciudad.
Las cosas no pudieron arrancar mejor para Independiente, que tenía la ventaja de un gol conseguida como local en la ida. A los 11 minutos de comenzado el encuentro, Ezequiel Gigena dejó pintado a un defensor, desbordó por derecha y remató fuerte al palo del arquero para generar un gran grito de gol de toda la gente que fue en gran número a alentar al Rojo.
Estación no tuvo tiempo de reaccionar. A los 16 Facundo “Chuqui” Pérez, tras una serie de rebotes, la encontró picando delante suyo y la clavó al ángulo para darle una gran tranquilidad al conjunto loberense.
El primer tiempo fue dominado de punta a punta por Independiente, que jugó a placer con el resultado en su favor. Conto con varias situaciones para ampliar la diferencia, pero el tercer gol llegó a los 39 minutos. Laureano “Kitty” De Andreotti tomó un rebote al borde del área y la acomodó de zurda, con cara interna, pegada al palo derecho del arquero rival: golazo.
El equipo de Lobería salió a jugar el segundo tiempo sabiéndose prácticamente campeón, solamente una catástrofe futbolística podía impedir la obtención del título. Apenas comenzado el segundo tiempo sufrió la expulsión del central Renzo “Bololo” Barraza, pero supo aguantar a un Estación que creció en su juego.
El Rojo se relajó en el segundo tiempo y se dedicó a esperar a que el partido terminara. Los locales generaron chances claras y el arquero de Independiente, Nahuel Mariscal, se lució en varias oportunidades para mantener su valla en cero durante toda la final.
Una vez que el árbitro decretó el cierre del encuentro, la alegría, la emoción hasta las lágrimas, las caras sonrientes, los cánticos de hinchas, jugadores y cuerpo técnico se fundieron en un emotivo festejo en el que hubo espacio para el folklore futbolístico, recordando al clásico rival por haberlo eliminado en la semifinal.
En caravana, encabezado por un camión desbordado de hinchas y jugadores que transportaban la copa de campeones, los festejos por la obtención de un merecido título llegaron hasta el centro de los festejos en la ciudad: el monumento a Mitre.