Un uruguayo de 58 años fue encontrado de casualidad por un helicóptero de la gobernación sanjuanina. Para sobrevivir, comió lauchas y pasto. Había salido de Chile y hay dudas sobre por qué lo hizo.
A las lauchas las cazaba a mano y las cocinaba en la sartén que había sacado de su casa antes de emprender el viaje en moto, cuatro meses antes. Arrancaba algunos brotes del escaso pasto entre los claros que dejaban las heladas. Se abrigaba con las mantas que cubrían los colchones del refugio Ingeniero Sardina y con un fueguito cuando conseguía leña. Así estuvo más de 120 días. Un milagro.
Ayer encontraron con vida a Raúl Fernando Gómez Cincunegui, uruguayo, de 58 años, desaparecido desde mayo en la Cordillera de los Andes. Dieron con él tres pilotos de la Dirección de Hidráulica que sobrevolaban el Valle de los Patos Sur, en San Juan, mientras realizaban un viaje de medición de precipitaciones. El segundo milagro fue que lo hallaron de casualidad: porque el helicóptero iba a volar hacia el norte de la provincia, pero las malas condiciones climáticas hicieron que vire al sur; y porque uno de los pilotos vio que la puerta del refugio estaba abierta e insistió para que aterrizaran.
“Estaba sentado en el piso, acurrucado. Lúcido, pero muy débil. Levantó la vista y lloró. Apenas pudo sonreír. Le dimos agua y cereales. Y como no podía moverse, lo llevamos en andas hasta el helicóptero”, contó el ingeniero Lucio Mercado, integrante de la expedición que lo encontró. Gómez Cincunegui fue internado en la terapia intensiva del hospital Rawson, en San Juan, con un gravísimo cuadro de deshidratación y desnutrición (calculan que perdió 20 kilos), pero fuera de peligro.
El hombre partió el 10 de abril en moto de 200 cc. desde su casa en Bella Unión, una localidad del norte de Uruguay, para participar de un encuentro de motoqueros que se realizó en Mendoza. Luego viajó a Bariloche y cruzó a Chile para visitar a su suegra. El 4 de mayo llegó a Petorca, un pueblo chileno de la Quinta Región, donde su moto se rompió. Según dijo Mariela, su mujer, en ese lugar “alguien le sugirió cruzar a pie la Cordillera y llegar a Barreal, al sur de San Juan”. Calculan que Gómez Cincunegui caminó unos 230 kilómetros por un terreno que sólo es posible atravesar a lomo de mula. Siguió el camino sanmartiniano, un travesía turística que se realiza cada febrero y que emula el cruce que hizo el prócer para liberar Chile hace 196 años. Pero al hombre lo sorprendieron dos nevadas que borraron los senderos. En el trayecto divisó la casa y allí se quedó, esperando.
El 11 de mayo su familia radicó la denuncia en Chile y el 29 de junio, en San Juan. Mientras Gómez Cincunegui resistía temperaturas de entre 30 y 35 grados bajo cero a 2.800 metros de altura, su familia pedía que lo buscaran. Patricia, una de sus hijas, llamó a Gendarmería y les contó que alguien le había recomendado a su padre que cruzara la Cordillera a pie. Pero el rastrillaje no arrancó porque el helicóptero no podía volar dadas las intensas nevadas sobre la zona.
“En su bolsito tenía el mate, una sartén. Nos dijo que se alimentó con lo que había en el refugio, con lauchas y pasto. Estaba muy desmejorado pero felíz. En cuanto lo estabilicen, será trasladado a su país”, apuntó Adrián Cuevas, ministro de Gobierno sanjuanino. Él, junto al Gobernador de San Juan, José Luis Gioja, lo visitaron en el hospital. “No sé si le quedaba una semana de vida. Le pregunté si creía en Dios y me dijo que antes no, pero ahora sí”, señaló Gioja al salir.
“Mide aproximadamente 1,60 y no pesa más de 40 kilos”, describió el jefe de guardia de Terapia Intensiva del Hospital Rawson de San Juan.