Luego de terminar 0-0 en los 120′, la Selección falló en los penales (4-1) y otra vez se quedó con las manos vacías. Martino tuvo responsabilidad directa al no asumir riesgos, resignando protagonismo y ‘traicionando’ una idea muy defendida. Higuaín, otra vez marcado, ya que erró un gol en el último minuto y su disparo desde los doce pasos. Messi, ausente; aunque fue víctima del sistema defensivo impuesto por el «Tata». Argentina no estuvo a la altura, ante un rival que impuso sus ideas, dejando a Sampaoli como el gran ganador táctico.
Lamentablemente, la Selección sumó una nueva frustración. La Copa América se escapó de las manos del equipo argentino, pese a que llegaba como gran favorito y con la mayoría de sus figuras en un elevado nivel. El resultado no se movió del 0-0 en los 90′ regulares y tampoco en el suplementario de media hora, que obligó a definir al campeón en la tanda de penales. En el Estadio Nacional, Sergio Romero no pudo ser el salvador como en oportunidades anteriores y Chile dio una vuelta olímpica inédita para su historia futbolística con el triunfo 4-1.
Martino traicionó sus ideas, dejó de lado su estilo predilecto, nada menos que en el compromiso más trascendente de todos en la campaña del otro lado de la Cordillera. Le entregó la pelota a la «Roja», resignó el protagonista, apostó a lastimar de contragolpe con una genialidad y para colmo de males se equivocó en cada una de las decisiones para modificar jugadores.
En 120′ de acción, Argentina solamente pateó dos veces al arco defendido por Claudio Bravo. A los 46′ del primer tiempo, Javier Pastore desbordó por la banda izquierda, enganchó con un regate sensacional y ejecutó un centro atrás para Ezequiel Lavezzi (entró a los 25′ por el lesionado Ángel Di María), quien definió sin efectividad a las manos del guardavallas. La otra chance neta de gol fue en el descuento del complemento, con un ataque liderado por Lionel Messi en velocidad, abriéndola hacia la izquierda para el «Pocho», con un pase al medio que Gonzalo Higuaín dilapidó de manera insólita. Sobrevolaron los fantasmas de Río de Janeiro.
A los penales. Matías Fernández, Arturo Vidal, Charles Aránguiz y Alexis, picándola, sentenciaron una victoria inapelable y merecida. Messi convirtió su remate con un certero zurdazo, pero «Pipita» Higuaín la tiró a las nubes y Éver Banega la colocó sin convicción hacia el costado que eligió Bravo.
Se esperaba más de Messi, en un partido tan mal jugado, él era la esperanza y estuvo ausente. Pero también se esperaba más de todos sus compañeros. La Albiceleste no cumplió el objetivo y otra vez volvimos con un subcampeonato, a un año del desenlace con derrota en la Copa del Mundo de Brasil. Ya son 22 años de sequía en competiciones oficiales y un nuevo sueño se esfumó, de la noche a la mañana.