«No se puede jugar con fuego porque este virus sigue creciendo». Alberto Fernández apeló este domingo a la responsabilidad ciudadana desde Mar del Plata, dos palabras que aparentemente no están en el vocabulario de la parte de los argentinos que parece creer que el coronavirus terminó.
Las cifras de contagios son alarmantes y recién alrededor del 10 de enero se sabrá cuánta gente enfermó durante las fiestas de fin de año. El Gobierno tiene que tomar medidas para bajar los contagios y están barajando tres posibilidades, que van de menor a mayor. A saber: implementar más controles en plazas y playas, establecer una suerte de toque de queda sanitario (que no es otra cosa que prohibir que la gente salga de noche a hacer actividades recreativas) y la más dura: volver a un sistema de cuarentena estricta, pero esta vez con el sistema de salud más preparado y la conciencia de que son los jóvenes de entre 18 y 30 años el vector del virus y los que menos se están cuidando.
Fernández es plenamente consciente de que si nada cambiara, en dos meses llegarían a la saturación del sistema de salud. Por eso, antes de fin de mes, va a tomar medidas de contención.
El Presidente habló el tema con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y con el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta antes de fin de año. «Si esto sigue así, algo vamos a tener que hacer», les dijo y los tres estuvieron de acuerdo.
Las primeras medidas de contención van a ser tomadas antes de fin de mes. Por ahora, el primer mandatario está apelando a que la gente entienda que ser responsable es cuidar la propia vida y la ajena, algo que a esta altura debería estar claro.
Lo más grave del asunto es que la cifra actual de contagios es alarmante, pero no responde a los que se produjeron en las fiestas, que se van a conocer alrededor del 10 de enero, sino probablemente (dicen en el Gobierno), a las concentraciones en el velorio de Diego Armando Maradona, a las movilizaciones callejeras de distintos grupos sociales y a las movilizaciones de «verdes y celestes» antes de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
Por eso, las imágenes de la relajación total en las playas y las salidas a las plazas de los jóvenes después de la medianoche del 24 y el 31 más la sensación general de que el virus «ya fue» preocupan al Gobierno por una simple cuestión de progresión: los especialistas le dicen al Presidente que si nada cambiara, en dos meses llegarían a la saturación del sistema de salud.
La situación no es la misma en los 24 distritos del país, con lo cual tomar cualquier medida supone una dificultad. Pero en el Gobierno tienen claro que en este momento el peligro son los jóvenes de entre 18 y 30 años, que son vectores de contagio y aunque saben que probablemente no se van a morir ni van a ocupar una cama si se enferman, el problema es que pueden contagiar a los adultos mayores de sus familias y a su entorno. «El 24 a la noche, después de las 12, fueron a las plazas y parecía la la tribuna de River» comentó alarmado un ministro del Gobierno.
Cerca del Presidente plantean tres estrategias de intensidad creciente en caso de que el llamado a la responsabilidad social que viene haciendo Alberto Fernández no funcione.
1-Empezar a poner controles policiales en las plazas y en las playas.
2-Ir a un toque de queda nocturno, que se llamaría toque de queda sanitario. Esto es, que las actividades sociales nocturnas estén suspendidas salvo en el caso de la gente que tenga que ir a trabajar. Esta medida ya la implementaron en Francia, Italia, España, Alemania, Chile, Bélgica, Portugal, Turquía e Israel. En muchos de estos países, las sanción por violarlo fue económica. Y el bolsillo es un órgano que duele.
3-Volver a una cuarentena estricta, lo cual en esta ocasión sería radical y complejo, pero no se descarta si se trata de salvar vidas. En el Gobierno saben que la situación en el interior del país no es la misma que en el AMBA y en las playas y que va a ser difícil de digerir, pero ya quedó dicho no sería el primer país en tener que retroceder para salvar vidas.
Con los números de contagios de estos días, Argentina retrocedió a los niveles de junio. Algo inadmisible si se tiene en cuenta que se machacó con las medidas de prevención durante meses y llegaron las primeras dosis de la Sputnik V.
Lo cierto es que nadie en el Gobierno se imaginó que la situación se iba a desmadrar como lo hizo. Pero hoy los especialistas le señalan al Presidente que es «imprescindible» reducir la cantidad de contagios: la tasa de la semana anterior implicaba un estimado de casos activos dentro de 100 días (para el 05/04) de 148.000 casos, semejante al nivel actual. Con las tasas relativas de esta semana, al 12/04 ( dentro de 100 días), tendríamos 392.000 casos, superando en 120.000, el número máximo de camas UTI.