A comienzos del año 1968, se filma en Balcarce la película Turismo de Carretera, protagonizada por Héctor Pellegrini, Dora Baret, Duilio Marzio y María Vaner. La misma cuenta la historia de un joven que quería ser piloto profesional y para filmar los comienzos en el automovilismo del protagonista, se organiza una carrera de la categoría cafeteras.
Para competir en esa carrera viaja desde Lobería Juan “El Chato” Etcheverria, su acompañante y cuñado Enrique Castro y un joven colaborador del taller de solo 18 años. En el viaje de vuelta, los tres concluyen que con la aparición de “La Chunchuna” de Moran y del cuadrado de Reymonte, (primeros autos construidos para competir en los zonales) la era de correr con una camioneta estaba llegando a su fin por lo que deciden hacer un auto especialmente diseñado para competición. Ni bien llegan a Lobería comienzan los preparativos y a los pocos días inician los trabajos. El auto estaba destinado a ser piloteado por “El Chato” Etcheverria. La construcción del chasis estuvo a cargo de Enrique Castro y la chapa fue realizada por Ambrosio Marichelar. Durante las largas horas de taller, notaron que además de mecánicos y entusiastas, el nacimiento del auto tenía otro testigo, una laucha que desde los tirantes del viejo galpón observaba diariamente los avances. Lejos de perseguirla, los parroquianos la adoptaron como mascota del taller, dándole nombre al auto de carrera y a la peña que pasó a ser conocida como peña La Laucha y a sus integrantes como “los Lauchas”.
Un diario de Lobería, días antes del debut realiza una nota donde destaca las modernas líneas aerodinámicas de la cafetera con una altura de 1m17cm del suelo al techo.
El joven de 18 años, colaboraba con tanto entusiasmo que poco antes del debut y como una recompensa por tanto trabajo decidieron que probaría suerte en la primera carrera. A pocos días de la competencia, la falta de dinero hacía imposible la participación debido a la imposibilidad de retirar el motor Willys de la rectificadora y ahí apareció su padre Néstor, poniendo los fondos necesarios.
Las primeras pruebas se realizaron el día sábado 7 de septiembre, el auto aún no estaba puesto a punto y el piloto tampoco. Luego de algunas vueltas en las que los errores conductivos eran evidentes, el veterano piloto Alberto “Chiquito” Débil se ofrece a dar unas vueltas como acompañante para indicar al joven de Tamangueyú las nociones básicas del oficio. En pocos circuitos, Chiquito le ofrece un curso acelerado de conducción deportiva que evidentemente fue aprobado con diez ya que al día siguiente, el 8 de septiembre de 1968 debutaría en cafeteras el joven Oscar Roberto Castellano haciendo el mejor tiempo de clasificación, ganando su serie y la carrera final, dando comienzo a la leyenda.
El Centro Cultural Villa Ercilia, la comisión pro Museo del Automovilismo Loberense y el Museo de Historia La Lobería Grande quieren, a 55 años de su debut, saludar a Oscar Castellano y recordar a todos sus colaboradores Enrique Castro, Ambrosio Marichelar, Juan Etcheverria y Nestor Castellano, que hicieron posible tantas alegrías para la gente de Tamangueyú y Lobería.