Represion Congreso incidentes reforma previsional jubilatoria

La sesión de la Cámara de Diputados en la que se iba a tratar la reforma jubilatoria (ajuste contra los jubilados actuales y futuros), fue suspendida en medio de insultos y agresiones entre los legisladores oficialistas y opositores, quienes sostuvieron en todo momento que no se había alcanzado a tener 129 legisladores presentes, el mínimo para dar inicio al debate. Un escándalo adentro y afuera una brutal represión.

Si bien el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, dio inicio al plenario con 129 diputados sentados en sus bancas, levantó la sesión a las 15.09 tras el pedido de la diputada Elisa Carrió, quien dijo que la medida se justificaba en el “clima de violencia” que se vivió desde temprano y que, según aclaró, “el interbloque Cambiemos no generó”.

La sesión había comenzado poco después de las 14 de este jueves, mientras en el exterior del Congreso de la Nación un millar de gendarmes reprimían con balas de gomas, gases lacrimógenos y camiones hidrantes a los manifestantes que habían ido a expresar su rechazo a la reforma previsional que impulsa el gobierno.

Un inmenso operativo de seguridad blindó desde temprano los alrededores del Congreso para asegurar el tratamiento de la reforma previsional (con un apuro por parte del Gobierno que realmente alarma) y, ante la gran cantidad de manifestantes se endureció en horas del mediodía, mientras que minutos antes del comienzo de la sesión se registraron incidentes entre las fuerzas de seguridad y las organizaciones políticas y sociales.

Desde la mañana, agrupaciones como el MST, PTS, el Partido Obrero y otros partidos de izquierda se acercaron al vallado ubicado en las inmediaciones del Palacio Legislativo para repudiar la iniciativa del Gobierno.

Hacia el mediodía, ante la gran cantidad de manifestantes, el operativo de seguridad se incrementó y llegó a tener alrededor de 1.000 efectivos de la Gendarmería y la Policía Federal, además de carros hidrantes.

Las protestas rodearon la zona del Congreso y todos los accesos al tradicional edificio fueron cortados, lo que dificultó el acceso de empleados y también de los diputados nacionales que deben participar del debate.

Hubo momentos de tensión sobre la calle Rivadavia cuando diputados del Frente para la Victoria denunciaron que la Gendarmería no los dejaba ingresar, lo que motivó al jefe del bloque del PRO, Nicolás Massot, a salir a la calle a discutir con sus pares del kirchnerismo.

«Están los diputados del Frente para la Victoria adentro, solamente quedan diez afuera. No provoquemos, vamos a discutir adentro», le dijo el cordobés a Daniel Filmus, uno de los que se encontraba en la puerta de ingreso a la Cámara baja, acompañado por Leopoldo Moreau, entre otros.

«Deciles entonces que nos dejen entrar», le retrucó el exministro de Educación, ante lo cual el legislador macrista afirmó: «Vamos y los marcamos uno por uno para que ingresen, pero entren, discutamos adentro».

Minutos antes de que comience la sesión en el recinto de la Cámara baja, un grupo de manifestantes derribó parte del vallado ubicado sobre la Avenida Entre Ríos, lo cual generó la reacción de las fuerzas de seguridad, que reprimieron ferozmente sin distición: arrojaron gases lacrimógenos, balas de gomas y utilizaron los carros hidrantes para hacer retroceder a los militantes de distintas organizaciones.